domingo, 10 de julio de 2011

Musas Ausentes Sin Aviso - Parte VI


Se terminó la primer Temporada de "Musas... Aviso", porque siento que he caido en un tic que comenten las grandes series (sin entrar a compararme con ellas, sólo en el tic) el que es una cosa así, arrancan con capítulos unitarios que te enganchan hasta las manos, para después empezar a mandar capítulos que se continúan y te joden si te llegás a perder algunos capítulos... cuántas veces puse capítulos?? Ahí te van algunos ejemplos, Expedientes X, Fringe, Nip Tuk, que son los que más rápido me viene a la memoria, pero vos podés agregar más en los comentarios. Vos, querido lector, no te merecés eso de mí, ya que si bien no leías muy seguido mis "capítulos unitarios", menos debés estar leyendo esta saga que encima se complica, ya que la primera que lees, es la última que escribí... ja!! Así mismo, te comento que la historia del innombrado iba a tomar saborcito, ya la tengo rondándome por la cabeza, el problema es el espacio... el espacio vacío que tengo en la sesera y para colmo la neurona rabiosa está saturada de trabajo, complicándose todo con mi nueva teoría de que si escribo cosas cortas, vos me lees más...
Ya vendrán mejores letras, al menos se intentará mejorar el ensamble de éstas entre sí para lograr armonía escrita y no volver a sufrir estas MUSAS AUSENTES SIN AVISO

Musas Ausentes Sin Aviso - Parte V


La anciana mujer se acercó con un firme paso lento,como perdonando el viento rezaba una setentosa canción. Vestía una especie de caperuza obscura, cuya capucha cubría con totalidad su rostro... se suponía que era una mujer a juzgar por su tamaño encorvado y enjuto, y el de sus manos pequeñas y de largos dedos blancos, las que se asían a un báculo que duplicaba en altura... Se detuvo, como esperando el momento justo para volver a moverse... como convertida en una pieza del ajedrez universal...
De los transportadores ni uno solo notó su presencia o tal vez, no le dieron importancia, rara vez alguien se acercaba a la compañía y más aún, rara vez desviaban su atención del trabajo a realizar, una especie de automatía laboral adquirida. Él no fue la excepción, de hecho, su fuerte no era precisamente las relaciones sociales, palabras estas últimas que se hallaban desaparecidas de su diccionario cerebral y sus breves charlas monosilábicas... sumado a que hoy era uno de esos días donde el cúmulo de trabajo superaba ampliamente las ganas de realizarlo...