domingo, 10 de julio de 2011

Musas Ausentes Sin Aviso - Parte V


La anciana mujer se acercó con un firme paso lento,como perdonando el viento rezaba una setentosa canción. Vestía una especie de caperuza obscura, cuya capucha cubría con totalidad su rostro... se suponía que era una mujer a juzgar por su tamaño encorvado y enjuto, y el de sus manos pequeñas y de largos dedos blancos, las que se asían a un báculo que duplicaba en altura... Se detuvo, como esperando el momento justo para volver a moverse... como convertida en una pieza del ajedrez universal...
De los transportadores ni uno solo notó su presencia o tal vez, no le dieron importancia, rara vez alguien se acercaba a la compañía y más aún, rara vez desviaban su atención del trabajo a realizar, una especie de automatía laboral adquirida. Él no fue la excepción, de hecho, su fuerte no era precisamente las relaciones sociales, palabras estas últimas que se hallaban desaparecidas de su diccionario cerebral y sus breves charlas monosilábicas... sumado a que hoy era uno de esos días donde el cúmulo de trabajo superaba ampliamente las ganas de realizarlo...

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