viernes, 24 de septiembre de 2010

CUENTITO CORTO: EL ORIGEN (2002)

BAHIA BLANCA, algún día en Octubre del 2002


ASUNTO: Reseña breve mas no dolorosa de las andanzas del Oficial de Justicia Ad hoc abajo firmante por tierras yermas, los múltiples problemas en los que se vio envuelto y cómo se desenvolvió.


Sra. Jefa Cobranzas Judiciales

Por su intermedio, hago llegar la presente para que sea elevada a quien corresponda, con el fin de poder lograr que sean ajusticiados los responsables directos, indirectos, materiales e intelectuales que contribuyeron de manera artera y en forma eficiente para crear el clima en el que se desarrollaron los sucesos que a continuación paso a detallar.
Corría el año en curso, un 30 de septiembre, día primaveral como hacía rato no se tenían, cuando acuso recibo de la notificación de una salida en “gira”, como utilizamos en la jerga oficinística, y que mi medio de movilidad sería la vieja y nunca bien ponderada Ford F100 azul. Ningún problema, dije, por algo rendimos examen ampliatorio de vehículos mayores y preparando las notificaciones pertinentes y algunas no pertinentes procedí a dirigirme a la cochera a retirar el noble móvil,... mas una voz negra como noche cerrada me advirtió, -“Verificá el agua, el aceite y los frenos,.... cuidate de las sorpresas....” y eso hice, porque nunca hay que desoir al “sexto negro sentido”, experiencias que lo llaman. La partida se efectúo sin complicaciones, primer parada serían los adormilados campos de Cabildo, para pasar a los verdes pero igualmente dormidos territorios tornquinenses sin nubes ni nubarrones. Como el tiempo acompañaba decidí hacer base en las tierras altas de Puán, decisión que cambiaría radicalmente mi óptica hacia la bonanza bucólica y pueblerina. Aproximadamente en Kilometro 92 de la ruta nacional 33 (“La ruta de la Muerte”), y siendo las 15:30 minutos más minutos menos, pierdo levemente el control del vehículo y percibo o tengo las sensación de que una de las cubiertas se había pinchado, deteniendome en la banquina, confirmé mis sospechas, la rueda delantera derecha, se había desinflado, lo que me arrancó un –“Diantres, que mala suerte”, pero sabiendo que en 15 minutos el problema sería solucionado gracias a mi pericia en el cambio de cubiertas. Abro la puerta trasera, comienzo a desenroscar el interminable tornillo que sostiene la rueda de auxilio y cuando estoy por finalizar, caigo en la cuenta de que no sólo el auxilio también se encontraba desinflado, sino que no tenía “criques”, lo que volvió a arrancarme otro -“Diantres que contrariedad, pero no desesperaré, realizando “auto stop” conseguiré que un ser solidario me acerque a una gomería en cuestión de minutos.......” Una hora después, cansado de comer tierra despedida de camiones y millares de seres solidarios, comencé a caminar hacia lo que parecía un pueblo, seguramente el de mi salvación. Cincuenta minutos después, llego a pueblo deseado, en donde descubro con alegría que había un gomero a pocos metros de mí, me acerco y de manera amable le pregunto: -“Maestro, podría Ud. concurrir conmigo, atento a que mi vehículo tuvo la mala suerte de pinchar dos de sus cinco ruedas, a recoger una de ellas para su reparación, por favor.” La respuesta no se hizo esperar y con elocuencia y maestría en el vocabulario contestome:-“Aha”. Ante una verborrágica respuesta y debiendo interrumpir el mencionado parlamento, le dije:-“Es a aproximadamente unos cinco kms de aquí”, debiendo soportar otra prolongada respuesta:-“Aha”. Atento a no contar con mucho efectivo, pregunté:-“Cuánto me costaría la mencionada reparación”, obteniendo un “Aha, 30 australes”, -“Perdón, querrá Ud. decir Pesos”..... –“Qué, cuándo cambiaron” y comenzó a cargar un gato hidráulico, en un viejo Peugeot 504 color amarillo. Para no empañar esta fiesta lingüística, le comenté que necesitaría que me expidiera un factura, ticket o similar para poder rendir mis viáticos sin problemas, ya que trabajaba en la AFIP-DGI. Cómo un relámpago de Luz Mala acompañado con el Chupacabras, el rubio gomero giró su cabeza, me miro y escupió un “Aha” gutural, acompañado con un “No tengo” y un “Ahora no voy”. Anecdótico es contar que busqué otra gomería en ese pueblo, como anecdótica la reacción que el abajo firmante descargó contra nuestro parlanchín gomero. –“Creo que Ud. no es una persona de bien al dejarme varado en el medio de la nada sin su ayuda”- “Aha” – “Cruel criatura, creada por seres infernales” – “Aha” – “Ser sin sentimientos” – “Aha” y demás frases hiriente las que sólo consiguieron que el gomero tomara asiento nuevamente a escuchar su radio......... A las 18:00 hs., un vehículo cargado hasta el techo de ropa y demás artículos indefinidos, tuvo la amabilidad de transportarme hacia un pujante pueblo llamado Saavedra, donde pude encontrar innumerables gomerías las que no poseía medio de transporte para ir a buscar la quinta y auxiliar rueda que yacía triste en la parte trasera de la noble azulcita. A las 18:30, se me ocurrió llamar a la solución de todos mis problemas, mi Jefa. Para ser breve –“No tengo ni idea de un auxilio” convirtiendose en la solución de casi todos mis problemas... Nueva idea, tan brillante como la anterior, pero con consecuencia que se empezaran a pagar con el correr del futuro inmediato, llamar a mi sexto negro sentido, quien después de varios “Te dije, bolu...”, se puso en campaña para conseguirme ayuda, pero necesitaría conocer datos del seguro de la camioneta, la que se encontraba a 25 kms de mi paradero... después de infructuosos intentos de comunicación telepática con la F100, tomé la decisión de volver a reenconmtrarme con ella y desde allí, juntos decidir nuestro destino............ La decisión costó unos 15 pesos, moneda más moneda menos. Muñido con los datos del seguro, retorne al pueblo diabolico, para poder usar un teléfono, el único e irregular teléfono. Mi negro sexto sentido, consiguió, por medio que sólo él conoce el número del auxilio mecánico, con lo que supuse que mis males había terminado....... nada más lejano........ 0800-333-7000, grabado en mi memoria como un tizón encendido. “Hola, mi nombre es Veronica, que puedo ayudar” “Ayuuuuda, de la que sea, pero ayuuuuuda”. “ya va para allá, esperela en la ruta, en 40 min está allí”. Eran 19:15 más 40, me llevo uno más o menos las 20:00, genial, pensamiento triunfador. Aproximadamente a las 21:20 hs, después del entumecimiento de los miembros inferiores, decidí volver a recorrer las calles del pueblo, de una punta a la otra para llamar nuevamente a mi auxilio. “Ya esta allí Sr.” “Que raro, hace dos horas que espero” “Un momento que lo comunico con el auxilio mecánico” “Gracias, Lucila”, nombre de mi interlocutora “Ho.. s.. el au i o mec o, lo espero.... a ay ” “Escuche Srta., no entiendo” “El auxilio dice: Ho.. s.. el ...” “Srta, no se vaya, no me deje, noooooo”. 22 hs. patrullero, policia de la provincia, “Sr. Donde se dirige” “A ninguna parte, oficial, estoy varado y sin rumbo” “Afirmativo, suba al móvil” “Pero, oficial, tuve ganas de estrangularlo, mas no lo hice” “Tranquilo, ciudadano, lo transportaré a su vehículo, allí se encuentra la ayuda”........ A las 23:00 hs, y después de cargar la F100 al auxilio, partimos hacía Tornquist, donde hicimos noche, para regresar a la blanca bahía a las 9:00 del 01/10/2002, lleno de nuevas experiencias.
Sin mas que informar, se eleva el presente para su consideración


Héctor “Crique” González Niello

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